domingo, 21 de septiembre de 2008

UPA.....UPA

Ando medio enganchada con este tema de apego y mucho upa a nuestros bebes... aca va otro lindo articulo sobre algo de eso...UPA LA LA!!

Se ha escrito mucho acerca de los primeros momentos tras el nacimiento de un bebé. El niño ( si no está enteramente intoxicado por los medicamentos utilizados en el parto) tiene la carga necesaria de hormonas segregadas durante el parto para nacer bien despierto y alerta durante un corto espacio de tiempo. Durante este tiempo, tienen lugar la impronta inicial. Ya familiarizado con las voces de los padres, el bebé, quien puede distinguir los rostros de objetos y de otras partes del cuerpo, mantiene la mirada fija en los ojos de sus padres, como para grabar sus imágenes para toda la vida. Reconoce el olor del líquido amniótico, que es tanto un olor propio como de su madre. Su temprana programación guía su boca a buscar y encontrar un nuevo método físico de nutrición materna, y es inmediatamente atraído por el olor específico de los pechos de su madre, que ahora sustituyen al cordón umbilical. El recién nacido, que apenas es capaz de mantener la temperatura de su cuerpo, encuentra una ideal y confortable regulación de la temperatura en el contacto con el cuerpo cálido de mamá. Habiendo conocido tan sólo el confinamiento seguro en el útero, se siente cómodo en contacto con un cuerpo cálido o en la seguridad de los brazos, y llorará con fuerza, incómodo y ansioso si se le deja en una superficie dura y fría. Con el primer sorbo del alimento concentrado proveedor de anticuerpos y escuchando el familiar latido y los sonidos del cuerpo de su madre, el bebé pronto cae en un apacible sueño e incluso los ritmos de su latido y respiración se regulan por los ritmos maternos. Mientras duerme, sus primeros sorbos de calostro y su respiración establecen la flora saludable en el tracto digestivo, proporcionando defensas contra los microbios que le rodean.



Aunque no está todo perdido si la vida de un niño no comienza de esta manera, esta es la primera oportunidad de apego y la primera elección que hacemos respecto a la salud del bebé. Hay una larga vida por delante para los padres y el niño, y varias direcciones que puede tomar la familia. Mientras que el niño nace dotado por la naturaleza con la semilla de cierto potencial, el estilo de crianza de los padres, influirá en gran medida en la probabilidad de realización de dicho potencial en beneficio o detrimento del niño, su familia y la sociedad.


Las investigaciones acerca de la influencia de los métodos de crianza en los factores bioquímicos, demuestran que con una crianza sensible, el cuerpo produce sustancias que ayudan a que los padres se muestren cada vez más afectivos, cariñosos y vinculados a sus hijos y que los hijos estén estrechamente vinculados a sus padres. A lo largo del tiempo, esta vinculación deviene amor y respeto. Sin duda alguna, estas sustancias químicas se predisponen de forma permanente en el cerebro del niño hacia comportamientos positivos más adelante hacia el desarrollo de un fuerte y duradero apego. En cualquier caso, la mayor lección que extraemos de estos estudios es que mientras que la naturaleza tiene un plan muy bueno, fallar en su seguimiento puede derivar en resultados indeseables. En otras palabras, cuando los padres acatan su instintivo deseo de disfrutar de un contacto cercano con sus niños, alimentándoles de forma natural y respondiendo rápidamente a sus necesidades y deseos (que en el bebé son exactamente lo mismo) están desarrollando a futuros adultos responsables y sensibles. Desatender a un niño hace que los mensajeros químicos disminuyan rápidamente y, como resultado se cree un vínculo endeble y la crianza se torna algo arduo y poco exitoso. A su vez, el niño manifiesta los efectos del estrés. Además, las reacciones de estrés y otros comportamientos en el niño y el adulto que será, se ven permanentemente alterados. Otros aspectos del intelecto y de la salud también se pueden ver afectados.


El increíble, extenso e innato sistema humano de recompensas hormonales al contacto físico y emocional cercano, amoroso y consecuente entre padres e hijos y sus increíbles consecuencias, combinadas con los hallazgos de las investigaciones psicológicas acerca del apego, proveen de una abrumadora evidencia para reflexionar sobre la clase de crianza que planificamos para un niño, al menos para mí. Una vez oí a un anciano pediatra decir a una madre, con fuerte desaprobación porque su hijo le pedía, aferrado a ella, que le cogiera en brazos: “Todo comienza el primer día que le coges en brazos cuando llora”. Mi única respuesta a esto es: “En efecto, así es”.

Fuente: Linda Folden Palmer = mimosytta.wordpress.com


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